Vulnerabilidad (conversación)

Ana CSC (Galaxxia)

Texto de catálogo. El Postalero 22/23

El Postalero, Granada

Elena Lara: Con esta conversación, teníamos pensado hacer como una “clínica” de proyectos, porque al final pensamos que El Postalero no es un caso aislado de propuesta vulnerable —tal y como pudimos comprobar en el taller que disteis en Granada [1]—. La autogestión y todo esto tiene cosas muy bonitas de crear vínculos y hacer las cosas a tu manera, pero al final estás dependiendo siempre de la institución.

 

Ana CSC: Estáis “vulnerables” [2], ¿verdad? Sobre la vulnerabilidad en los proyectos, ya que habéis mencionado la autogestión, lo que más triste… iba a decir “triste”, pero no es triste sino “preocupante”, me parece que es la cuestión de que sea como un síntoma que se repita a todas las escalas de proyectos. Dentro de poquito saldrá una entrevista que nos han hecho desde Metal Magazine [3], y justo lo comentábamos en dicha entrevista: Galaxxia cuando inició en 2019 le ocurrió este “yin yang” que suele aparecer en los proyectos culturales, que consiste en que, por un lado, tu capital simbólico o capital cultural es bastante alto pero… el capital material del proyecto es bastante bajo. En nuestro caso en 2019/2020 tuvo que ver con dos cosas bastantes claras: por una parte, nos estábamos iniciando en esto de la gestión cultural y tendíamos a la autoprecarización a favor de la espectacularidad del proyecto; más luego problemas dentro del equipo que lo inició, que esto siempre está en cualquier diseño, de cualquier tipo de proyecto. Siempre hay que tener en cuenta estos aspectos negativos que pueden llegar a nuestra propuesta y encender fueguitos que en un momento dado terminen por quemarlo. Aparte, luego llegó el COVID. Se juntaron por un lado la inexperiencia, que también está bien porque conforme se adquiere experiencia, la capacidad de soñar se minimiza —y por lo tanto, la de ser creatives— pero claro, esto se combinó con el COVID.

 

En aquel momento teníamos una ayuda del Ministerio de Cultura y del Ayuntamiento y… la verdad es que el Ministerio fue bastante rápido, y enseguida nos dio respuestas, pero del Ayuntamiento recibimos una especie de silencio administrativo total y no sabíamos muy bien por dónde tirar. Los tiempos se multiplicaron. Terminamos encontrando un poco la vía online, porque el proyecto en sí había nacido en realidad bastante apoyado desde la capa digital. Pero, recapitulando, la conclusión fue esa: terminamos bastante satisfechas con respecto a la programación de todos los eventos que surgieron en relación a la primera etapa de Galaxxia, pero acabamos muy quemadas porque a nivel de equipo motriz y de gestión del proyecto fue absolutamente nefasto. En la entrevista anteriormente mencionada hablamos de que, por un trabajo de todo un año entero de prácticamente media jornada de dedicación, cobramos un total de 2500€ anuales por cabeza… una cosa absurda. Osea, una cosa absurda también puesto bastante en comparación o en paralelismo con lo que es el discurso o las bases teóricas desde las que partíamos en un proyecto como Galaxxia. 

 

Siempre hemos hecho el ejercicio de visibilizar esto que sucedió, e intentamos aprender de los errores… o en un primer momento, por lo menos, ir hacia ellos y visibilizarlos. Hemos querido entenderlos y, a partir de ahí sí que hemos transformado bastante nuestros modos de hacer en cuanto a las implicaciones del equipo, tiempos que tenemos, expectativas, capacidades reales en todos los aspectos. En general, contar con estas posibles vicisitudes de la vida (que te van a ir dando golpecitos). Nosotras creo que sí que hemos hecho este ejercicio de una manera bastante consciente y que ha ayudado al proyecto en general y al equipo que lo gestiona primeramente, manteniendo la coherencia entre su discurso y su práctica y también la relación con los demás trabajadores culturales jóvenes con los que trabajamos.

 

¿Qué pasa?, que nosotras hacemos este ejercicio pero os decíamos eso, como que hay una cosa que nos parece bastante penosa que es que esto es una cuestión que se repite incluso en proyectos compañeros con personas al volante que se supone que tienen mucha más trayectoria que nosotres y, por lo tanto, un conocimiento del sector —y de hacer un p*** excel, básicamente, mejor que el nuestro—. Sin embargo, no es así: parece que seguimos con esta cosa implementada, interiorizada del éxito, que es mucho del capitalismo. Imbuímos a nuestra persona de todas las capas de esa lógica capitalista… exitosas y afanadas a la espectacularidad en detrimento de la salud real del proyecto, de las personas que lo sustentan y demás. 

 

Esta vulnerabilidad creo que es algo que se repite, y que es reiterativo también porque no se señala o no se entiende como un error o como un factor negativo la cuestión de que no se esté haciendo un diseño de la propuesta, un desarrollo holístico del proyecto en cuanto a los aspectos en cuanto se habla de “ecología proyectual”. Parece que la autogestión no mueve dinero pero también hay una materialidad, y hasta en especie o ya sea en euros, está ahí. Esta vulnerabilidad es compartida pero, cuando se comparte, el sufrimiento se diluye un poco y se convierte más en un primer paso hacia la politización de nuestras condiciones laborales —y a veces incluso de las que podemos decidir—. Esta politización creo que pueda llegar a transformaciones y a otras metodologías de trabajo que tengan más que ver con los derechos laborales que con esa espectacularidad.

 

EL: A pesar de que tuvimos a Galaxxia como referencia desde los inicios —en el sentido de ser transparentes con cómo gestionamos el proyecto— reprodujimos cosas por la inexperiencia, que han hecho que el proyecto llegue a un punto en el que tiene que terminar. El principal motivo es la parte económica: durante dos años y medio, como un proyecto autogestionado, se ha movido dinero pero nosotras no hemos visto ni un euro. Es más, hemos invertido constantemente cuando ha hecho falta, y nos sabía (y sabe) mal pagarnos también. Suena ridículo, pero vamos a pagar a la gente que va a escribir 50€, y nosotras, después de estar dos años currando con esto, habíamos acordado que “si sobraba dinero” ya después de pagarle a la gente pues ya nos pagábamos a nosotras… pero bueno, se nos da un poco mal repartir todo esto.

 

Louise K. Houtman: Esto es en buena medida porque sentimos la necesidad de pagar a otras personas ya que creemos que en el fondo nosotras lo mereceríamos como artistas. Precisamente como gestoras que estamos trabajando mucho, sabemos reconocer el tiempo que escritoras y artistas invierten. Sentimos la urgencia de hacer justicia y remunerar ese trabajo, tal y como lo desearíamos con nosotras.

 

EL: También hablamos en aquellos talleres sobre el hecho de cómo intentar no precarizar a la gente que teníamos cerca, nos hacía correr el riesgo de precarizarnos a nosotras. Quizás no nos dimos cuenta que, en lugar de hacer un proyecto de una magnitud tan grande, debimos ajustar la magnitud para pagarnos a nosotras por el trabajo que hemos estado haciendo estos años.

 

ACSC: Y esto por ejemplo… ¿lo habéis comunicado como parte de esa transparencia? Cuando os acercáis a la gente con la que queréis colaborar, les decís algo así como: “el proyecto se gesta con estas bases económicas”. Por ejemplo, en el caso de los que escriben: “pues os vamos a pagar 50€, pero tened en cuenta que el equipo gestor no cobramos nada” o que “este dinero sale de “x” bolsillo”. 

 

EL: Cuando mandamos los correos es cierto que dijimos que íbamos a pagar 50€, y que sabíamos que los textos se pagaban mejor, pero que tuvieran en cuenta que es un proyecto autogestionado y que este es el dinero del que disponemos. Pero hasta ahora no hemos hecho público que nosotras no nos hemos llevado nada.

 

LKH: Creo que en el fondo, la falta de transparencia en este aspecto ha llevado indirectamente a problemas, pero porque creo que hay gente que da por hecho que estamos ganando mucho dinero de esto. No solo hay mucho tiempo en su gestión, sino también en su gestación… quizás se podría evitar cierta lucha, ya que no hay competición en todo esto.

 

ACSC: Sí, eso es como un ejemplo bastante claro del capital cultural versus el capital material real de las cosas, que es este engaño que sucede en este sector “maravilloso” del que formamos parte. Parece que si tienes éxito en cuanto a ese público, comunidad  —y además en vuestro caso cuidáis la comunicación, hay un diseño visual chulo alrededor— contribuye a generar esta narrativa. No lo estoy diciendo como algo culpabilizante… creo que hay un ejercicio de sentido común, precisamente por entenderse como parte de este sector: también leernos al resto, a proyectos compañeros, desde la duda. 

 

Todo esto se genera por no ser transparentes al 100% en ese sentido. Desde mi punto de vista, creo que minimizaría bastantes problemas. Yo os propondría en general —porque podría ser para cualquier otro proyecto— que si hay un dinero “x” y no se sabe de donde sale (aunque sean 50€), de hacer el ejercicio de porcentualmente calcular “este es el dinero que hay”. Nos pasa ahora con el podcast de Cultura con Acento: son unos 360€ en total por episodio ¿Qué pasa? que nosotras hemos decidido invitar a personas —dos colectivos en cada episodio— y pedimos que generen un paisaje sonoro y que luego compartan un ratito de charla con nosotras. Quizás la grabación luego solo dura 20 minutos, pero hay un trabajo previo.

 

No es lo mismo pagar directamente sin explicaciones que decirle a alguien “nosotras pagaríamos mucho más”. Según más o menos la presupuestación, por trabajos así puntuales y que quizás son 2 o 3 horas de preparación previa, pagamos 150€… pagamos y pedimos que nos paguen 150€ como mínimo pero, en el caso del podcast, no podemos hacerlo porque el presupuesto es el que hay. Entonces les decimos: “El presupuesto total por episodio es este, cada uno de los proyectos invitados vais a cobrar 110€ y lo que resta, ganamos un pelin más nosotras (creo que son 20€ más)”. Este dinero restante lo gana quien lo guioniza y locuta en ese caso. Es precario, pero también ahí das la posibilidad de decidir, ¿Me inmiscuyo en este proyecto o no?, y si me inmiscuyo, ¿Cuantas energías deposito en ello? Es algo que nosotras también intentamos señalar a la gente y subrayar: “Oye, se espera de ti que hagas este trabajo y que la dedicación sea suficiente para generar un paisaje sonoro chachi y entendible y ya está, pero, por favor, no te rompas la cabeza y no le dediques una semana entera a pensar en esto, porque el dinero que hay no es equilibrado con este tipo de dedicación”. 

 

Creo que hay que señalar un poco ese error, hay muchas formas de hacer las cosas en un futuro… en el caso de El Postalero, aunque hayáis tomado la decisión de pararlo, espero que para un futuro se convierta en un aprendizaje que se pueda tener en cuenta. Independientemente del episodio de vulnerabilidad, yo creo que en casi todos los episodios hay algún proyecto que comunica ese deseo e incluso necesidad de parar, o hasta tener que cerrar —por cuestiones internas o relaciones institucionales tortuosas—. Lo general es que los proyectos se vayan a pique, no somos raros ni pobres desgraciados… es la vida. Vivimos en un sistema en crisis en un sector tradicionalmente precario y de diez proyectos que inician, seis se van a pique. Estos cuatro proyectos restantes navegan como pueden. Si has dicho como “una clínica de proyectos”, es difícil comunicar los “síntomas”.

 

A mí algo que me llama la atención, y que nos pone muy contentas, es esto de que Galaxxia sea inspiración para un proyecto como El Postalero.

 

EL: Es lo que te comentaba antes de que hemos intentado ser transparentes. Este proyecto era de otra chica antes, las bases las asentó ella y en esas bases ya estaba estipulado que se cobraban 20€ por pieza vendida en El Postalero. De esa forma, tú ajustabas la producción: hacías lo que quisieras, pero sabías que el precio genérico eran 20€, y que esto iba a ser de la misma manera para el resto de personas que participaban… esto lo hacía horizontal y que no llegaras a la inauguración y vieras a cada artista poniendo unos precios distintos. Asimismo, anunciábamos con antelación que de estos 20€ nosotras nos quedábamos un 25%, el cual iba destinado a la gestión del proyecto (envíos de devolución de las obras que no habían sido vendidas, paquetería, carteles y cartelas, ISBN de la publicación y textos,…).

 

En base a esto, nos orientamos para pagar a la gente de los textos del catálogo comentándoles que no esperábamos algo concreto de ellos: les dábamos la orientación general de lo que se había escrito el anterior año por esa misma cantidad de dinero (aproximadamente un pliego) pero nada más. No sentimos ninguna necesidad de ocultar que este proyecto no es nuestro ni de cómo hemos readaptado lo que cogimos —cada uno lo digiere de una manera diferente—. Por nuestra parte, encontramos estas bases y lo hicimos a nuestra manera y esperamos lo mismo de quien/es en el futuro les apetezca continuar con un proyecto así. Entendemos que con la misma idea la gente puede trabajar de maneras muy diferentes.

 

Me apetecía hablar contigo de toda esta noción del logro: cuando un proyecto es un éxito y cuando es un fracaso. En círculos más pequeños, creo que el éxito suele medirse en  mantenerse fiel a tus principios o a la capacidad de materializar cosas que desde un primer momento tenías en mente (y el fracaso a no hacer estas cosas). El problema es que aplicamos estos términos de éxito y fracaso y, quizás, es un éxito dejarlo a tiempo porque estás viendo que no es sostenible.

 

ACSC: Sí, totalmente. Es verdad que creo que medimos siempre el éxito porque nos lo encontramos más de lo que nos gustaría. Medimos el éxito en base a muchas cosas, pero una de ellas que puede resultar naif —pero que no lo es tanto, precisamente porque no es la norma— es el “disfrutar del proceso” y disfrutar de la implementación de las cosas. Nos encontramos con muches compañeres, trabajadores culturales a diferentes escalas (que trabajan en la instituciones o que tienen sus propios proyectos, que hacen colaboraciones), muchísima, muchísima gente que siempre nos dice lo mismo: “estoy deseando que acabe”. Qué sé yo, desde un taller hasta un encuentro, lo que sea. La reacción es “j****, que triste, ¿no?” Qué triste y, por otro lado, qué normal.

 

Ya que generas tus propias movidas y que tienes la bondad de crear algo bueno (al menos a nivel de contenido) pues qué menos que disfrutar del proceso. Disfrutar del proceso no es estar 24/7 “chiripitiflauticos”: no se puede estar todo el rato feliz con tus propuestas. Creo que en cualquier proceso proyectual es sano y también disfrutable cuando también suceden esos errores y esas ansiedades lógicas, porque al final lo que estamos haciendo es trabajar y, como lo que estamos haciendo es trabajar, pues nos ocurren muchas pu*****. Pero sí, creo que uno de los grandes éxitos que perseguimos en Galaxxia es el pequeño éxito de disfrutar de lo que hacemos y, obviamente, va muy de la mano de ser coherentes con nuestros propios principios y de ser honestos con nuestras formas de actuar. Si hay un error, tenerlo en cuenta como parte del proceso. 

 

Cerrar ciertos proyectos y procesos es un éxito también porque da lugar a tener espacio-tiempo para ideas, emociones y sueños con respecto a lo que esté por venir. Muchas veces te agarras a algo que te tortura y nos convertimos en lo que sería un novio tóxico. Tenemos relaciones tóxicas con nuestros proyectos porque cometemos el error de personalizar el trabajo, y entender que el trabajo es nuestro amor y… no, el trabajo es trabajo. Pueden suceder muchos afectos alrededor, ¿no? pero creo que hay que resolver bien esta diferenciación, y es una lucha que también traemos mucho desde Galaxxia: cómo “cosechar” la conciencia de clase en un sector en el que parece que nos alimentamos del aire. Creo que cualquier definición de “éxito” en realidad es buena siempre y cuando se fugue de la definición que nos vengan dadas de las lógicas capitalistas. 

 

LKH: Me gusta mucho lo que dices sobre el cariño y los proyectos. Los proyectos comienzan con mucha ilusión y hambre de explorar ideas hasta el fondo y, conforme avanzas, te das cuenta de que no se desenvolvió como lo tenías pensado en un principio. Lo agotador en la gestión de un proyecto me parece que son los sucesos que, por pequeños que sean, te hacen caer no una ni dos, sino repetidas veces. La primera vez no pasa nada, pero cuando ya te has caído 100 veces en lo mismo… es muy fácil desistir del proyecto.

 

EL: Hemos disfrutado bastante también del proceso. Yo, al menos, me he ido de cada reunión con una buenísima sensación de que a cada problema le seguían soluciones. Aunque lo hayamos podido sacar adelante, está bien no enamorarse de de un proyecto…no obstante, los fallos y dolencias que hemos compartido nos han hecho aprender y sacar conclusiones productivas.

 

ACSC: Sí, sentirse acompañado es un punto: porque no es lo mismo caer y tropezar siempre con la misma piedra si sientes que estás sola —independientemente de si estás en colectivo o no—, que al menos estas conversaciones puedan estar sobre la mesa con les compañeres y con la comunidad que se genera. Las lógicas capitalistas son tremendamente culpabilizantes e individualizantes de esos fracasos y de esos errores y malestares y… nos pasaban trabajando con adolescentes aquí en Vallecas, con otro proyecto [4] . Nos dijeron en un momento dado: “¡No, profe!” —nos decían siempre profe, aunque les pedíamos que por favor no nos llamaran así—  “Aquí cada cual con sus mierdas” y luego cuando empezaban a compartirlas se daban cuenta de que las “mierdas” tenían como un olor bastante parecido y que las moscas que las pululaban eran las mismas por lo general. Entonces… creo que eso también es importante: es valioso tener en cuenta en cualquier proceso que involucre a un grupo de gente, en la construcción de cualquier comunidad, el tema de ser transparente. No es algo naif y no tiene tampoco un sentido solamente empresarial —en un sentido de la transparencia en relación al dinero y su gestión— sino que al final tiene mucho que ver con construcción de vínculos. Ya que contamos con que las aguas por las que nos movemos son de todo menos sólidas, por lo menos tener ahí una “tablita” a la que a la que aferrarse.

 

EL: Estamos muy agradecidas por el tiempo que nos has dedicado conversando con nosotras de estos temas. No quisiéramos robarte más tiempo, pero tampoco que sintieras que se queda algo en el tintero. 

 

ACSC: Por nuestra parte, ya que nos interpeláis en torno al concepto de vulnerabilidad, pues subrayaría el tener la vulnerabilidad en el centro de los procesos: hacer un ejercicio consciente de que partimos de situaciones vulnerables desde diversos frentes, ya que es importante de cara a minimizar posibles violencias y también dolencias futuras —que llegarán, porque siempre llegan—. 

 

Por otra parte, de Galaxxia siempre decimos que es cómo un máster de gestión cultural para nosotres mismes; pero también pretendemos el ser transparentes con nuestra propia metodología en todos los aspectos posibles para conseguir al menos ese sentido deseado de que otros se puedan empapar, y lo puedan interiorizar como sus propias prácticas. Que esto haya ocurrido con El Postalero es algo que nos pone muy contentas, así que gracias por comunicárnoslo.

 

También pienso que es casi como un ejercicio de justicia divina el darnos las gracias y reconocernos entre todes —no solo a nosotres, a Galaxxia— que nos inspiramos los unes a los otres y que también ayuda a que la forma de trabajar de Galaxxia sea por un lado enseñanza, pero sobre todo bálsamo. En este caso, el de cerrar el proyecto o al menos paralizarlo, aunque eso nunca se sabe: luego la vida da muchas vueltas y no sabes cuando El Postalero va a hacer un comeback, o se va a reproducir o a multiplicar en otras cosas de lo que hagáis —estad seguras de que ocurrirá—, sed ecológicas también con el trabajo hecho y valorizadlo incluso a nivel de CV.  Muchas veces estas cosas que parten de la autogestión parece que tienen menos valor pero j****, al llegar al final… pues como decía Louise antes que llevaba como un curro de casi 40 horas durante dos años pues… es un trabajo —no remunerado, pero es un curro que se ha sacado adelante—.

 

EL: Qué bonito… Muchas gracias también a vosotras por hacer todo este trabajo porque si no, nosotras no hubiéramos tenido esa referencia, que también es muy triste hacer la búsqueda de cómo gestionar un proyecto de la mejor manera posible sin tener referentes.

 

ACSC: La “tontería” es que al final también Galaxxia es un proyecto jovencito (llevamos trabajando desde 2019) y ya os he contado las condiciones materiales que hemos tenido, que han acarreado progresos y retrocesos en todo este camino. Consideramos que todavía Galaxxia está como en una fase de infante, por lo que nos emociona mucho que nos veais desde ese lugar.

 

EL: Aunque acabe El Postalero, los gustos y apetencias que nos trajeron aquí (las que tenemos en común y las que nos hacen diferentes) van a seguir ahí y, de alguna manera, estas inquietudes actuarán como motor que nos empujarán a hacer proyectos parecidos. Cuando una propuesta acaba, da mucha rabia y es también el motor para que empiecen otras.

 

ACSC: La rabia también es un buen motor, ¡eh! Pues lo mismo que pasa con el éxito y con el fracaso, sucede con la emocionalidad que implican proyectos en los que te vuelcas a ese nivel. Parece que sentir rabia es algo intrínsecamente malo, y nosotras creemos todo lo contrario. En el último episodio que se ha publicado en Cultura con Acento [5], se habla de la furia como fuerza motor para salir adelante y visibilizar todas esas cosas que nos enrabiotan, pero al final es generar otras narrativas en contra del status quo…que es realmente el marco contextual que nos termina j******* y que nos ha terminado haciendo sentir de la manera que nos sentimos, así que a tope con El Postalero 2.0… rabia, y ya veremos. 

 

 

 


 

 

[1] En el marco de III Encuentros Sobre, organizado por el grupo de trabajo interuniversitario SOBRE LAB, Nada Colectivo-Galaxxia impartió un taller (404 found > Cultural rage: Taller de politización del error y edición online en procesos de creación cultural contemporánea), que trataba algunos de los temas hablados en la conversación.

 

[2] La idea de contactar con Galaxxia surgió a partir de la escucha que hicimos de un episodio de
podcast realizado por ellas, que versaba sobre la vulnerabilidad.


Cultura con Acento #3. Vulnerabilidad (Galaxxia). (2022, noviembre).

 

[3] Hernández, M. (2023, mayo). Galaxxia – La precariedad en la cultura. Metal Magazine

 

[4] Locus

 

[5] Cultura con Acento #7. Resistencia (Galaxxia). (2023, abril).

 

El uso de la “e” en este texto es intencionado para designar el género neutro.

 

 

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